John se formó el fin de semana pasado a partir de una depresión y se fortaleció rápidamente para convertirse en un huracán antes de azotar Guerrero.
Los primeros pronósticos decían que se iba a debilitar hasta dispersarse en la zona montañosa, pero el sistema se reorganizó gracias a las aguas calientes del pacífico mexicano.
John se disipó y luego volvió a formarse en alta mar y durante el resto de la semana rozó la costa de Guerrero, provocando lluvias torrenciales e inundaciones que afectaron severamente a Acapulco.
Las agencias meteorológicas de México y Estados Unidos destacaron la lentitud con la que se movió el ciclón, lo que provocó más afectaciones en la zona.