Un abogado disruptivo. No anda con traje ni maletín, más bien lleva ropa deportiva y una maleta con dos balones. Alma de niño y carácter de adulto. Se toca el anillo que está en su mano izquierda en repetidas ocasiones (tal vez inconscientemente) y deduzco que es un hombre de familia. Jorge León, el primer latino que jugó dos deportes de forma profesional en Estados Unidos, amigo de Jorge Campos, representante legal de Café Tacvba. Un genio.
Los grandes psicólogos de la historia dicen que durante la infancia se forma el futuro de las personas, ahí imitamos lo que queremos ser. Los niños escogen a Spider-Man o a Batman, pero Jorge León se decanta por Jorge Campos. Un ente real, tangible. Alcanzable. Se pone su uniforme, aunque no puede volar como él para evitar la caída de las macetas de su madre. Hay llamadas de atención. No se detiene. Luego, descubre que tiene un talento especial a pesar de ser ‘chiquito’.
Eso le da la oportunidad de practicar todo a su alcance: beisbol, futbol, tenis, basquetbol, natación, clavados y hasta gimnasia, sin embargo, nada hubiera sido posible sin el apoyo de su familia. Ahora es un hombre de 43 años analítico, usa una chamarra de Jorge Campos y tenis de Bo Jackson, pero es consciente de su entorno y de los problemas que arrastra el deporte en México. Piensa en soluciones para aprovechar a la juventud.
Foto: Heraldo Deportes
No deja de llamarme la atención su inquietud. Supo canalizarla bien a lo largo de su vida. Jugó para los Tampa Bay Strikers, intentó probarse en el Atlante y el Necaxa de José Guadalupe Cruz, tuvo apariciones en el Atlético Capitalino de la Liga de Balompié Mexicano y probablemente su mayor reto fue llegar a los Orlando Predators tras superar la pandemia de Covid-19 y una terrible lesión en la rodilla.
Presume en redes sociales su amor por el Necaxa, el tiempo que comparte con su familia y una serie de retos que pondrían en aprietos a cualquiera. Y es un hombre que cuida sus relaciones. Al menos eso dirían los sabios chinos al mirarle el rostro. Él lo confirma al mostrar su preocupación por el trabajo de sus clientes y amigos.
Colorido, como su vestimenta misma. Presume su nueva colaboración de ropa con Jorge Campos.
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-¿Cuál es tu memoria más vieja con una pelota?
Si me voy a mi disco duro que más o menos sirve (sonríe) Está medio traqueteado, ya a los 43 años, pero todavía sirve, yo creo que es esa imagen que tengo de estar pateando los balones con mi papá en la pared de un frontón. Me ponía con mi papá a patear de diferentes formas porque cuando eres niño, te cuesta mucho elevar el balón.
Tenía 8 o 9 años, en ese momento Maradona jugaba en el Napoli previo al Mundial de Italia 1990, me acuerdo perfecto que me pasaba horas con mi papá para que supiera pegarle por fuera, con el empeine, de tres dedos, parte interna, parte externa.
-Noto que eres muy activo, que te gusta estar haciendo cosas. Supongo que le hiciste varias travesuras a tu mamá.
(Ríe) Hoy me pasa con mi hijo que es igualito que yo: es muy activo, como hiperactivo y quiere estar haciendo cosas. De pronto lo tengo que regañar, levantarle la voz porque te saca de tus casillas. Así yo era de niño, no tanto de travesuras. El otro día que nos juntamos, recordaba mi esposa de la sábila. Mi mamá tenía plantas, jarrones, cuadros y con los balonazos las rompía. Creo que era con lo que más me podían llamar la atención.
-¿Qué tan importante es el apoyo de esa familia para la carrera de cualquier deportista? Creo que si te cortan las alas desde que eres un niño, se te van quitando las ganas…
La familia es primordial para poder hacer cualquier cosa y crecer en una industria o dedicarte a cierta actividad. De forma profesional, más aún porque hay muchos sacrificios: hay que levantarse temprano, hay dolores musculares, hay que compaginarlo con el estudio. Entonces, sin el apoyo familiar, es muy complicado.
Por eso los niños abandonan mucho el tema del deporte porque se sienten abrumados, creo que al inicio el deporte debe ser una actividad de educación y diversión. De pronto a los niños chiquitos se les exige mucho, lo veo con mi hijo. Sí hay que exigir, pero de una forma distinta, ya cuando pasan a una edad más madura, pues es distinta la competencia.
Es lo mismo que en las matemáticas. En mi caso, cuando me explicaban matemáticas y no entendía, preguntabas y te regañaban porque no entendías, entonces por eso decías que las matemáticas no te gustaban, pero es porque no te explicaban bien. Obviamente hay compañeros más inteligentes, pero en mi caso yo nunca entendía, tuve que copiar desde primaria hasta la maestría.
Nunca me gustaron las matemáticas y con los niños es similar en el deporte.
-No debe ser sencillo compaginar la preparación deportiva con la profesional…
Para nada. Menos en este país que no concuerdan los horarios del estudio con los entrenamientos. Tienes que decidir si acabas la escuela o te dedicas al deporte, mientras que en otros países sí sucede que van de la mano ambas cosas.
Ser deportista es una labor titánica porque es un esfuerzo personal con el estudio y, además, la parte física con los entrenamientos. También es un esfuerzo familiar porque tanto económicamente, debes tenir ese soporte y en muchas ocasiones tu familia te apoya.
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-Has vivido mucho tiempo fuera del país ¿Qué le hace falta a México para potenciar deportes como el futbol americano?
Todo (ríe). Políticas públicas para el deporte, iniciativa privada está aprobando, pero falta ese dualismo entre ellos y el gobierno. De entrada, en nuestro país nos hacen falta espacios públicos, lugares en donde puedas ir a entrenar. Si ves en la CDMX, es una ciudad de millones de habitantes, con pocos espacios públicos, así es difícil hacer deporte.
Creo que no solamente es el futbol americano. Se necesitan apoyos económicos y de patrocinios, pero también espacios para que primero los niños, luego los jóvenes y luego la parte profesional se pueda desarrollar como se debe desarrollar.
No es crítica, ni mucho menos. Es una opinión. Si desarrolláramos más esos puntos en la cuestión deportiva, trasciende hacia la parte de evitar la violencia, actividad delictiva, ocio, muchas circunstancias que pueden reducirse con el deporte.
-Eso es algo que hace bien Estados Unidos…
Desde que vas aterrizando en Estados Unidos ves muchas canchas de cualquier deporte y te das cuenta que por eso son los número uno porque tienen donde practicarlo, los recursos y su cultura, que es competitiva.
En otra conversación con Félix Fernández, él hablaba sobre la influencia de la migración latinoaméricana hacia Estados Unidos y su impacto en los deportes. Hay otra forma de entender, por ejemplo, al soccer ¿Crees que hay algo de cierto?
Al haber tanto choque de culturas, formas de pensar, actuar, vestir, comer, se hace una mezcla interesante y complicada a la vez que, de cierto modo, nutre a la parte del deporte porque cada quien trae su cultura. Vista un poco desde arriba porque EUA sabe cómo realizar cualquier proyecto deportivo, tanto en la parte de relaciones públicas, como en la de marketing y la deportiva, pero se van añadiendo este tipo de personas que nutren con su cultura y su forma de pensar.
-Es complicado separar los deportes de la cuestión social y económica porque siempre van de la mano. En ese sentido ¿crees que el futbol americano en México es solo para la élites?
No, al contrario. Se practica al sur y al norte de la CDMX. En el norte del país también se practica mucho. Es un esfuerzo de las familias para poder lograr contar con los recursos necesarios, comprar el equipo, toda la indumentaria que se necesita para que sus hijos puedan practicar.
Pudiera pensarse que es un deporte para gente que tiene dinero, pero creo que al contrario porque se practica en Satélite, en Acoxpa, en el norte y en el sur. En lugares que no son zonas de mucho poder adquisitivo.
El practicarlo en este país es un esfuerzo de los papás, de las familias que llevan a sus hijos y que consiguen los necesario para que se puedan gestionar las ligas.
-En el otro extremo ¿Crees que el soccer ha dejado de mirar a los jugadores de barrio?
No. En general, el futbol ha dejado de ver a los jóvenes y a los niños, cualquiera sea su origen. Creo que no hay una estructura, no de hoy, sino de años. Se ha dejado de ver a la juventud y nunca se ha estructurado algo. El que llegó es porque salió uno bueno y ahí medio se pudo colar con su esfuerzo y más o menos se pudo colocar en algún equipo.
Por eso vemos que nos hacen falta selecciones que compitan a nivel élite en los primeros lugares, hemos descuidado a los jóvenes, a quienes hacen los equipos, una industria mejor del futbol. Hay que atender con proyectos para que el futbol siga creciendo.
Estados Unidos ya nos lleva la delantera.
Foto: captured_by_carolin
-Los chinos dirían que eres una persona muy humana, que cuida sus relaciones y que tiene mucha atención con la familia ¿Eso te ayudó a estar en el negocio de la representación legal?
Cuido mis relaciones, me alejo de las que son tóxicas y soy muy familiar. Desde mis papás y obviamente con mi esposa que llevamos más de 20 años, tengo una gran relación con mis hijos. A ellos son a quienes les quiero mandar este mensaje de esfuerzo y dedicación, que vean a su papá que sigue hasta lograr su objetivo.
Pero llevándolo al tema profesional, puede ser que sí. Como abogado, puedo conectar con este tipo de clientes o amigos a los que me han dado la oportunidad de asesorarlos.
El ser así como soy, disruptivo, un abogado que no se viste de traje, quise cambiar el concepto de abogado. Siempre he sido así desde niño, me he sentido diferente por mi forma de actuar, mis gustos.
Al ser tan familiar y tratar de cuidar de mis relaciones o de la gente, es por eso que decidí ser abogado, para cuidar el patrimonio de mis clientes, sus nombres, sus marcas, sus obras como autores. Sí, va por ahí. Por eso conecto.
-¿Cómo te llevas con Rubén Albarrán y con Jorge Campos?
Con todos los Tacubos me llevo muy bien. Tengo mucho más relación de amistad con su manager.
Con Jorge campos ya se dio una relación de amistad, somos muy amigos. Imagínate para mí que de niño me ponía en sus uniformes, siempre fue mi ídolo y que hoy confíe sus temas legales en mí, es algo alucinante.
Me puedo sentar con él a echar un café, ir a cenar, contarle de mis locuras. Le he mandado audios cuando estoy jugando en Estados Unidos y me contesta. Son cosas maravillosas que te va dando la vida, vas conectando y con algunos ya trasciende a una relación de amistad, como lo es con Campos.
-Estás acostumbrado a hacer muchas cosas, lo puedo ver, pero luego viene la pandemia ¿Cómo fue para ti esta pausa?
Siempre intento ver la parte positiva de las cosas, pero nunca pensé que me fuera a pegar tanto el inicio de la pandemia porque yo me había venido preparando 11 años para lograr un spot en un equipo en Estados Unidos como pateador. Me había ido 6 meses antes a vivir a Estados Unidos, a Jacksonville con mi coach que pateó en los Jaguars. Me preparé para ir a una prueba, la paso, pero llega la pandemia y se cancela la temporada. Fue un golpe muy duro porque mentalmente te vas para abajo, otra vez volver a empezar. Tampoco podía salir, entonces era patear en la sala de mi casa, compré una red y ahí pateé. Le di al vuelta y seguí entrenando hasta la siguiente oportunidad, que fue con el Atlético Capitalino.
Desafortunadamente vino otro golpe ahí en pandemia: se me truena el menisco en un torito con una plancha, se me va la rodilla para atrás y tuve una cirugía. Fue otra vez volver a recuperarme tanto mentalmente como físicamente después de la cirugía con las terapias. Hoy ya que estoy más maduro y a mis 43, sé recuperarme y a lo que sigue.
Se abrió la oportunidad pos pandemia de patear en Orlando Predators y pude lograr después de 11 años mi primer patada que fue de visitante en Columbus y fue algo increíble. Si lo veo en retrospectiva, a pesar de todo lo que sucedió, el camino ha sido maravilloso
-Hemos hablado de música, deportes, tu carrera, pero ¿qué es lo que te motiva a levantarte todos los días?
Seguir siendo ese niño que era hace más de 30 años. Seguir jugando, vestirme de Jorge Campos, ponerme mis tenis e Bo Jackson. Seguir pateando balones porque sé que llegará el día que ya no voy a poder tener esa habilidad, esas ganas porque te vas haciando grande.
Esa es mi motivación diaria: seguir haciendo lo que me gusta. No estar dentro de una oficina todo el tiempo, respeto a la gente que está, pero yo no podría.
Por Dave Ramos @elhablador_
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